The Mirror Has Two Faces / 1996 / Barbra Streisand

Alguna vez, otra época, cuando este blog todavía tenía algún lector, una piba bien intencionada me dijo algo interesante: revisá tus ideas sobre el amor porque están bastante equivocadas. El comentario me divirtió bastante porque este espacio no es exactamente un escaparate de crítica cinematográfica(no me da el cuero) sino un diario, un anotador de experiencias, algo para revisar en un futuro, cuando la memoria me abandone incluso un poco más y deba preguntarme ¿cuántas películas de Barbra Streisand tengo vistas? Pero ciertamente, acá solemos hablar de cualquier cosa menos de amor.
En fin, esta película es casi un tratado sobre el amor; no me atrevería a decir que es una gran película. Ni siquiera que es buena, a esta altura ya no sé. Pero lo que dice tiene sentido. Hay fascinación, hay espíritu de conquista, hay vocación de compañerismo, hay ideales que van en par, hay ideales que se espejan, que se bifurcan, que se complementan, pero ¿qué carajo es el amor? Cuándo empieza, cuánto dura, en qué se basa, de qué depende. Demasiadas preguntas y tantas respuestas como sujetos interrogados.
The Mirror Has Two Faces propone algunas respuestas. Lo hace de manera elegante pero traviesa y uno no puede menos que decir ah, mirá, no es un disparate lo que dice. Ojo, de ahí a coincidir hay un buen trecho. Porque, afortunadamente para todos, de amor, vecinas y sucedáneas nadie sabe demasiado.
Barbra Streisand logra una emotiva comedia romántica (quién dice que no para su lucimiento personal, quién podría objetarla por eso) que cuenta con Jeff Bridges (el mismo de siempre, qué otra cosa podría uno pedirle) y una bellamente otoñal Lauren Bacall en el papel de madre gruñona, que es casi lo mejor de toda la película.

Deja un comentario