Dark City (director’s cut) / 1998 / Alex Proyas

DC
A riesgo de pecar de repetitivo diré que llevo un largo tiempo tratando de ver una película de ciencia ficción que me satisfaga. Por lo general tiendo a rebuscar en la canasta de un amigo, de esos que tienen inclinación al pochoclo y los efectos especiales y lo hago con fe poética: uno nunca sabe qué ha de encontrar.
No me gustó Dark City. No vi Matrix, por lo que no estoy en condiciones de establecer si se trata de un plagio (dato, por lo demás, irrelevante). De todos modos, a esta altura del partido, la idea de que la civilización esté controlada por elementos extraterrestres capaces de crear una ilusión de realidad no es original ni bastante menos.
La realización técnica es impecable; el guión, enrevesado pero vagamente cautivante; el meollo, un gancho metafísico más que eficiente (que por prudencia no he de revelar).
Entonces qué es lo que hace ruido: el protagonista es el tipo con menos carisma en todo el planeta, no está a la altura de lo que el personaje requiere. La apatía de Jeniffer Conelly es de sobra conocida. El desenlace, quizá por lo contraclimático, deja en el paladar un sabor extraño.
Se trata de una película a la que nadie le dio demasiada pelota en su momento y que sin embargo se deja ver, acaso el tiempo la convierta en una obra de culto.

Deja un comentario